Modernidad y desarrollo:
Indígenas y sujetos de pensamiento
Por Jesús Ernesto Ogarrio Huitrón
Introducción
De acuerdo al
Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española la palabra sujeto, es un
concepto que puede abarcar múltiples funciones según su uso dentro de la
lengua, en éste trabajo será utilizado desde su variedad de significados en el
plano lingüístico, social y ontológico. Entendiendo al sujeto como un ente
social expuesto o propenso a algo, por
ejemplo a cambios profundos en sus estructuras organizativas y formas de vida a
través de la historia. El sujeto entendido como el propio espíritu humano, considerado en oposición al mundo externo, en
cualquiera de las relaciones de sensibilidad o de conocimiento, y también en
oposición así mismo como término de conciencia.[1] El espíritu y conciencia
de los sujetos como memoria histórica de su identidad, de su resistencia, pero
también de sus estrategias de adaptación y mutación social para vivir y
sobrevivir a los cambios históricos en su interacción con otros sujetos.
En el presente ensayo se enfoca en los
conceptos de sujeto y desarrollo, contenidos en el proceso de civilización y
modernización que durante los últimos siglos ha transformado las raíces
intersubjetivas de pueblos enteros. Hoy los frutos del desarrollo dejan un
sabor amargo en las bocas, a veces no dejan nada en el estomago. Las mentes y
corazones de los pueblos colonizados fueron campo de cultivo para una forma de
vivir y de pensar que los colocaba en un plano inferior de existencia.
La
sujeción a los antiguos patrones del pensamiento tuvo que adaptarse y
resignificarse a las nuevas y colonizantes formas de sujeción del pensar y del
propio sentir. El ejemplo de las transformaciones del pueblo Comcaac, es útil
en el texto para poder entender que la colonización del pensamiento en America,
es un proceso complejo y vigente que ha tenido múltiples matices y contrastes
según el contexto histórico y social. La modernización y el desarrollo de un
antiguo pueblo nómada, sus contradicciones, el factor del racismo y la pobreza
como una sentencia desde el exterior. Los sujetos y actores de cambio inmersos
en un proceso constante de resignificación, y adaptación estructural en
relación al proceso de cambio social. Reflexiones y propuestas alternativas al
desarrollo occidental, reconstrucción y resignificación de un proyecto de vida
universal.
Modernidad y desarrollo:
El poder de las palabras en la acción transformadora
En las ciencias
sociales la noción de sujeto también refiere a aquel humano moderno, que desde
hace al menos trescientos años forma parte de un proceso de civilización,
basado en la ruptura con el pasado, con la tradición, con las costumbres y
creencias. En este apartado se trabajan los conceptos y usos históricos de las palabras modernidad y
desarrollo, entendidas y vividas por grupos y sujetos sociales en oposición
intersubjetiva. Distintos modos de ver el pasado ancestral y el mundo moderno,
la fuerza del desarrollo como un proceso histórico que en sus transformaciones
genera tensiones y resistencias, ante una sola forma de ver y entender al mundo.
“El logos divino que penetra la visión premoderna
queda substituido por la impersonalidad de la ley científica, pero también al
mismo tiempo, por el yo del sujeto; el conocimiento del hombre se separa del
conocimiento de la naturaleza, así como la acción se distingue de la
estructura.” [2]
En la
historia de las ideas y de los sujetos, la Europa Occidental del siglo XVI se
convierte en el crisol histórico para la aparición del hombre nuevo del
Renacimiento, el cual descubre una nueva dignidad, con la que podría llegar
la reconfiguración y reconstrucción de si mismo, a través del ejercicio de su libertad individual. En
esta nueva libertad, el hombre deja de formar parte de la naturaleza, rompe el
cordón umbilical con la madre tierra para poder someterla y crear un mundo
inventado por los nuevos ideales de la modernización y la civilización
occidental.
Con la
modernidad vino el desarrollo, el cual se entendía como sinónimo de evolución
durante el siglo XVIII, bajo los principios de crecimiento económico y social. Durante
el llamado Siglo de las Luces XVIII, el ideal de los modernos se nutre de
sentido con el movimiento intelectual de la Ilustración y la racionalidad
instrumental. Los elementos que le otorgan al humano moderno y secular, la
capacidad de emancipación y ruptura tacita con su pasado tradicional. Sin
embargo, ésta ruptura no se va a dar sin el dominio de otros hombres, sobre todo
a aquellos que quedan fuera de los procesos del conocimiento derivados
de la racionalidad y la civilización occidental.
La
modernidad adquiere un potencial inimaginable para el europeo medieval, con el
pensamiento racional se inventan nuevos sentidos en la cultura occidental, y a
su vez obtiene el papel protagónico en escenario del Nuevo Mundo. [3] Desde
Europa se impulsó un nuevo pensamiento, capaz de dominar la construcción
simbólica del mundo, y reconfigurar los mapas mentales y geográficos de las
colonias occidentales en África, Asía y América. La conquista de America
significó la confrontación tacita de imaginarios sociales totalmente opuestos,
donde las formas de vida tradicional de los pueblos indígenas fueron desdeñadas
y estigmatizadas.
El
papel de los sujetos y sujetas nativos del Continente Americano, cambiaría
radicalmente de sentido por la irrupción violenta de otras formas de vivir y de
pensar. Hombres y mujeres nativos del continente, tuvieron que sujetarse ante
los nuevos cambios del mundo intersubjetivo, que con el peso de la historia
llegó a colocarse sobre suelos, pueblos, e imaginarios precolombinos. La
negación a la sujeción, y la resistencia a la invasión colonial conllevó al
extermino de pueblos enteros a través de la guerra. Frente a estos mecanismos
genocidas, la Corona Española implemento una política de protección y
tutela de indios, especialmente en la zona que antiguamente conformaba
Mesoamérica.[4]
La modernidad en relación con el colonialismo
establece una visión eurocentrica de
la producción y control de las relaciones
intersubjetivas. La noción de raza cobra gran fuerza, con la idea de la
supremacía europea sobre lo indígena. Más allá de un proyecto en específico, el
desarrollo aparece como una categoría
descriptiva de la economía en relación a la expansión capitalista y del poder
global.[5] La distinción de raza y la
taxonomía social de la colonia, marcaron profundamente la visión que los pueblos
tenían de si mismos. Y con ello permitió la consolidación del domino
estructural europeo, con la clasificación
social y jerárquica de la población mundial. La modernidad es concebida
como un proyecto de progreso social, donde lo tradicional y lo indígena
excluido y estigmatizado por el nuevo patrón global de poder: el desarrollo.
La
influencia de los procesos de modernización y la ruptura con las formas
tradicional de vida, se convirtieron en
una fuerza social de gran importancia para la transformación de las
culturas. Para el siglo XIX la carga epistemológica del liberalismo económico,
y de la industrialización le dotaron de un mayor contenido semántico al
discurso del desarrollo. La constitución histórica del concepto de desarrollo,
ha servido como un instrumento de clasificación, exclusión y estigmatización
social. El desarrollo como expresión de un patrón
estructural de poder especifico de la modernidad. Por lo tanto, la
modernidad trae consigo la transformación radical de estructuras intersubjetivas los mundos de vida, lo que significo
que la colonización en América serviría como un punto de inflexión en el patrón global del poder, a partir del
dominio del pensamiento y la acción.[6]
Según Arturo
Escobar, el concepto de desarrollo moderno tiene implicaciones político-ideológicas. Como se ha
observado a lo largo de este apartado a lo largo del aparatado, la modernidad
implica la aparición de conceptos estigmatizantes, como el de raza y civilización.
El autor señala que el reduccionismo economicista es una herramienta más del proceso de subordinación, ante el ethos capitalista. Una subordinación
cultural y cognitiva, la transformación intersubjetiva de la sociedad bajo los
principios occidentales de la satisfacción
material e individual. [7]
Para
Esteva, el fenómeno del desarrollo se ha convertido en un mito sagrado y
doctrinario. Donde un grupo cuasi religioso describe
las condiciones ideales de la vida social y las dicta como un mandato
universal. Un proyecto de vida, de pensamiento, pero también de un mundo
homogéneo, con la negación del otro como fundamento de su expansión única. Ante
el desencanto y la inconformidad social que trae consigo dicho fenómeno, el
autor señala que el desarrollo es asumido como un vector emocional más que un termino cognitivo, ya que las
implicaciones para llegar a este representan el sacrificio de culturas y
ecosistemas.[8] Las brechas abismales
entre ricos y pobres son dilatadas por el desarrollo y el subdesarrollo, por
las políticas económicas y la exclusión social.
Para
Andréu Viola variedad de interpretaciones del concepto de desarrollo son
indicadores del fracaso de los proyectos
y políticas de transición social. De todas las interpretaciones históricas
del desarrollo el aumento en la calidad
de vida de algunas sociedades es en detrimento de otras sociedades y del
propio medio ambiente. Un paradigma construido a partir de dogmas y prejuicios
dentro de su propio discurso eurocentrico. [9]
La
diversificación y mutación del concepto de desarrollo como parte del proyecto
civilizatorio universal, tiene un poderosos alcance significativo para aquellos
pueblos que han sido sometidos por el yugo colonial. Asumir en algunos casos,
su inferioridad medida en variables económicas, los ha condenado
estructuralmente a seguir modelos externos de desarrollo y de calidad de vida.
La colonialidad del pensamiento y de los ideales de vida, han tenido
repercusiones negativas en la mayorías campesinas e indígenas, muchas de ellas
sumergidas en la pobreza y la hambruna.
No
obstante, las formas de vida premodernas siguen vigentes en la sociedad
latinoamericana, arrastradas por la inercia del modelo desarrollista, resisten
y se adaptan con la fuerza de su identidad, se transforman, se resimbolizan y
encuentran un nuevo significado en la lucha por sus derechos. El poder de las
palabras crece y disminuye en una paradoja de significados y proyectos de vida.
El pueblo Comcaac:
Modernidad y colonialismo
Los pueblos en
resistencia histórica frente al colonialismo, vieron una reducción
significativa de su población ante las guerras de invasión. Muchas de ellas
quedaron sin la posibilidad de elegir otro rumbo dentro de las sociedades
colonizadas. El sometimiento social e ideológico fue el destino de la mayoría.
El trabajo intersubjetivo depositado en la re-construcción simbólica de sus
patrones de pensamiento durante cinco siglos (otros menos), contienen el lastre
histórico de la negación del otro. La visión determinante para la constante
reconfiguración de las sociedades colonizadas. El racismo constituyo la base
para que la Corona Española estableciera su dominio por gran parte del
continente americano. Las distinciones de raza y clase quedaron fuertemente
arraigadas en imaginario social de los mexicanos, sin embargo, la visión
colonizante del pensamiento siempre se ha encontrado con la resistencia.
Ante
la marginación y el exterminio, siempre hubo feroces resistencias frente a estas decisiones políticas,
principalmente al norte y al sureste del país. Territorios, formas de vida, y
preservación de sus lenguas, fueron la base ideológica de las rebeliones de
indios. La imposición violenta de un
modelo civilizatorio no correspondiente cultural, ni socialmente a pueblos
con valores y aspiraciones de vida radicalmente distintos al vertiginoso
proceso de modernización, siempre encontró oposición social.[10]
En
la historia reciente del pueblo Comcaac, se pueden observar las tensiones y
resistencias de la identidad profunda en opsición a la invasión
territorial e ideológica de sus formas
de vida tradicional y reproducción
social. El encuentro de dos culturas ideológicamente opuestas, con formas y
patrones de vida radicalmente opuestos. Unidos por el momento histórico de
expansión colonial, un choque violento marcado por las diferencias de raza y
cultura.
Mejor
conocidos como Seris, los Comcaac gozan de un amplio territorio con grandes
riquezas naturales, tanto marinas como terrestres; flora y fauna se combinan
con una tradición milenaria de saberes y practicas. Mar y desierto conforman
sus dominios, 211 000 ha
de masa continental y las islas del Tiburón (Hant-hamoiij)
y San Esteban (Coftéecöl).
Aproximadamente cuentan con 100
Km . de litoral marino en el Canal del Infiernillo (Xepe Coosot), formando parte de su
patrimonio territorial.
El
contacto con los colonos comenzó cuando la Compañía de Jesús extendió sus
misiones al norte del país, las cuales iniciaron su fundación a partir de 1619.
Y fue hasta 1653 que entraron en contacto con los Comcaac, surgiendo así los
primeros enfrentamientos. La incipiente, pero pacifica expansión de las
misiones jesuitas fue encabezada por el Padre Eusebio Francisco Kino, quien
llevó a la Compañía de Jesús a conquistar un
amplio territorio de casi 200 leguas, hasta lograr establecer múltiples
asentamientos en el desierto de Sonora. [11]
Para
los años ochenta del siglo XVII, los problemas comenzaron cuando los apaches
cruzaron por la frontera norte del estado, en la búsqueda de mejores
condiciones para vivir, lo que ocasionó múltiples choques con los colonos
sonorenses. Estos encuentros se fueron incrementando en número y en violencia,
en forma de rebeliones completas. Frente a esta situación hubo múltiples
solicitudes por parte de los misioneros, hacia la capital, de más apoyo
militar, pero sus demandas fueron medianamente atendidas, y fue hasta 1691, que
se termino la construcción de un pequeño presidio militar al noroeste de Sonora
para el control de los rebeldes, a los cuales ya se les habían sumado los Pimas
y Seris.
Tras
la muerte de Kino en 1711, muchas misiones fueron abandonadas y hasta 1720, se emprendió el reestablecimiento
de estos asentamientos religiosos. No obstante, los problemas con los Comcaac
no cesaron por su resistencia a establecerse de forma sedentaria en pueblos
designados por los jesuitas. Su tradición viajera los llevaba de regreso a
playas, desiertos y montañas para continuar su vida en armonía con los ciclos
de la naturaleza. Abandonar su forma de vida nómada representaba vulnerabilidad
frente a sus enemigos locales, ya que los Seris encontraban refugio en las cuevas
y montañas de su territorio. Hecho que representó un problema para reducir,
congregar y adoctrinar al pueblo Comcaac.
A
pesar de la insistencia de los misioneros, las grandes distancias de los
inhóspitos mares y desiertos del noroeste de la Nueva España, se convirtieron en un elemento determinante
para la deserción religiosa. Los factores geográficos y climáticos jugaron un
papel importante para la deserción de las expediciones virreinales. Con la
expulsión de la Compañía
de Jesús de los territorios bajo la jurisdicción de la Corona Española en 1767, se
detuvo parcialmente la persecución y despojo de los pueblos indígenas del
norte.
Desarrollo desde el no desarrollo
A mediados del
siglo XIX, la influencia del Positivismo en America Latina detonó un agresivo proceso de occidentalización en
oposición al atraso que significan las sociedades tradicionales, principalmente
las de herencia indígena. Lo indígena no solo representaba el atraso social, también era un obstáculo para el propio
desarrollo nacional. Las propiedades colectivas fueron divididas para dar paso
a la propiedad privada, una de las concepciones esenciales de la economía
liberal.
La oposición entre civilización y barbarie
se manifestó en políticas para integrar a los pueblos indígenas a la cultura
moderna. La aculturación de las sociedades tradicionales fue un principio
indispensable para el blanqueamiento de la población, y en su versión más
extrema se recurrió al exterminio físico mediante expediciones miliares. Las
inversiones y desplazamientos de capital social y económico durante el régimen
de Porfirio Díaz, llegaron hasta el norte del país, junto con las políticas de
desarrollo basadas en el positivismo científico.
La
modernización la zona norte de país incentivó el crecimiento de los ranchos agrícolas y el modelo de
desarrollo nacional condujo a los nuevos colonos a la fundación de la ciudad de
Hermosillo. Con ello, grandes transformaciones en la estructura social y
territorial de los Comcaac, ya que fueron desplazados de sus antiguos territorios.
Para los nuevos colonos, la presencia de estos grupos nómadas representaba
incertidumbre para el desarrollo y expansión de sus dominios, obtenidos a
partir de la invasión. Para inicios del siglo XX, el desarrollo agrícola
capitalista, traía consigo la tecnología para adaptar los suelos, e incrementar
la productividad de éstos, lo que significó el comienzo del despojo de grandes
extensiones territoriales, considerados lugares sagrados para las tribus del
desierto.
Para
enfrentar estos hechos los la tribus del norte reaccionaron aguerridamente
arremetiendo contra los ranchos, asesinando y robándose al ganado. Lo cual
desató la última oleada de extermino oficial, el gobernador del estado apoyó
militarmente a los rancheros de Sonora, para poner un alto definitivo a los
verdaderos dueños del territorio en disputa, tras una incursión militar a la Isla del Tiburón donde se
refugiaban los Comcaac, dejando solo algunos cientos con vida. “A la intervención militar y de exterminio
se le sumaron las enfermedades y epidemias de los blancos, en contra de las
cuales la medicina tradicional no podía hacer mucho”. [12]
La gran necesidad de los sobrevivientes del último intento de
exterminio, vino de la mano con los cambios más grandes que sufriría en su
estructura social, el pueblo Comcaac. Para adaptase a la dinámica capitalista
del México posrevolucionario y sobrevivir con la significativa reducción de su
territorio, tuvieron que adaptarse y cambiar su forma de vida tradicional. Durante
la segunda década del siglo XX, la sociedad Comcaac ya estaba al borde de la
extinción. La pérdida de su territorio redujo sus posibilidades de vida y la
desarticulación de su organización nomádica. Era necesario desarrollar nuevas
estrategias para sobrevivir a este ambiente de transformación que cada vez los
empujaba más a abandonar su forma de vida tradicional.
La existencia de dos sistemas económicos radicalmente distintos, uno de
sobrevivencia y el otro de acumulación, carecía de las herramientas
organizativas e ideológicas para su desarrollo y poco a poco uno fue
imponiéndose sobre el otro. Los primeros contactos comerciales se comenzaron a
hacer en esta época a manera del tradicional trueque, pero en este punto de su
historia los intercambios consistían en alimentos y ropas modernas por pescado,
y gradualmente les fueron pagando sus productos del mar con dinero. Es decir
que durante su incipiente transición económica pudieron combinar las
actividades de mercado con sus actividades de sobrevivencia tradicional.
Con la explotación comercial de sus recursos naturales llegó el uso del
dinero y con ello los problemas de distribución del capital. La ley de las
ventajas comparativas los dejaba fuera de la competitividad, los que se
llevaban las altas ganancias, eran los intermediarios quienes asignaban los
precios a la producción pesquera. En consecuencia, y ante la necesidad de
satisfacer sus nuevas necesidades básicas, la sobreexplotación de sus recursos
fue deteriorando los ciclos de vida de muchas especies y poniendo en peligro a
muchas otras.
Su vida sustentable y socialmente recíproca fue sustituida por
mecanismos de producción, de consumo y de mercado, simétricamente desiguales en
relación con los dueños del capital. Lo que implicó que ellos mismos se
trasformaran en trabajadores generadores de plusvalor, a partir de la
explotación de sus recursos naturales. Su integración a la economía de mercado no
parecía muy prometedora, los vicios y contradicciones del sistema económico,
han condenado a la pobreza a la mayor parte de su población. Quienes habían
pasado los últimos siglos disfrutando de la abundancia de su antiguo
territorio, ahora sufren las mismas carencias y marginación que gran parte de
los pueblos originarios de America Latina.
Para
la década de los cincuenta la problemática social, consecuencia de su
transformación económica, había llevado sus contradicciones al punto de agotar
en muy pocos años los recursos marinos por la sobreexplotación. Hubo una
considerable reducción en la actividad pesquera, lo que represento problemas de
pobreza y escasez, a los cuales nunca se habían enfrentado.
Después
de una década de estancamiento económico derivado de la problemática ambiental
que redujo en volumen la oferta de productos marinos, era necesario frenar tal situación. Durante
esta época los Comcaac habían generado una fuerte dependencia alimentaria –la
cual comenzó años atrás, hacia los
productos traídos de afuera, el café, azúcar, la carne de res y de caballo, el
huevo y el aceite así como de algunas legumbres y verduras, mismos se habían
convertido en productos de primera necesidad para la comunidad.
En la
teoría de la dependencia Cristóbal Kay Señala que el colonialismo interno, es
la continuidad histórica de la problemática indígena. Los mecanismos internos
de opresión y explotación son parte esencial de la integración subordinada de
los indígenas al sistema capitalista nacional y mundial. Integrados a la
dinámica del mercado y discriminados racial y culturalmente. La integración de
los pueblos indígenas es de forma retórica y discursiva, en la practica son
discriminados de manera tacita en las actividades sociales, políticas y
económicas del Estado moderno. [13]
Durante
la segunda mitad del siglo XX las prácticas ancestrales de la caza y la
recolección de alimentos habían sido abandonadas casi por completo al haberse
establecido de forma sedentaria. No obstante, la creatividad y el ingenio de
los Comcaac los coloca de nuevo en la escena mundial del intercambio comercial.
Durante los años sesenta, un grupo de artesanos comenzaron a trabajar el
tallado de figuras de palo fierro con la técnica ancestral del tallado de
rocas. Arte principalmente inspirado en los animales sagrados, éstas refinadas
obras les dieron prestigio en el mercado artesanal, actividad que se convirtió
en una fuente de ingresos importante para la comunidad.
El
desarrollo occidental también llegó a la comunidad Comcaac, como resultado del
proceso de inserción al sistema educativo de corte positivista y nacionalista,
que queda fuera de toda concordancia con los conocimientos y saberes
tradiciones y locales. El elevado índice de analfabetismo en los adultos se
convierte en un grave problema social cuando además se abandonan e ignoran las
prácticas culturales y laborales tradicionales. Por lo tanto se puede observar
que las adaptaciones al desarrollo moderno, entran en crisis cuando en tal
proceso las formas culturales tradicionales y las modernas del
conocimiento que son aplicadas las
dinámicas del ambientalismo político entran en una praxis contradictoria. Lo
que genera graves condiciones pobreza y problemáticas ambientales, como el de
la mórbida acumulación de basura en zonas ecológicamente protegidas.
Los
Comcaac de hoy ven televisión por satélite, cada hogar por humilde que sea
cuenta con un sistema de recepción. Muchos jóvenes se han acoplado a las
telecomunicaciones, y a pesar de que dentro del territorio no hay señal
telefónica, sus dispositivos son perfectos accesorios para portar su música
favorita, así como para tomar fotografías. Hasta ahora no hay líneas telefónicas,
ni redes públicas de Internet, al parecer la escuela y la casa de gobierno
cuentan con una leve conexión satelital, pero en realidad es poca y limitada la
tecnología que operan actualmente los Seris. En cuanto a las comunicaciones
terrestres, hoy en día existe una carretera Federal que llega hasta la entrada
del pueblo, la cual fue inaugurada hace apenas un par de años.
El
breve recorrido histórico de los conflictos y contradicciones de la modernidad
y sus procesos de aculturación y transformación social, tienen una huella de
significados en la memoria y aspiraciones de muchos pueblos indígenas. En el
México del siglo XXI se encuentran hoy hombres y mujeres sujetos a un proceso
de modernización basado en la industrialización y urbanización, un fenómeno que
repercute directamente en las sociedades tradicionales, principalmente las de
talante campesino.[14]
Formas y mundos de vida en la diversidad étnica y lingüística, mezcladas y
transformadas desde la Colonia en los múltiples procesos sociales, y políticos
dentro de la vorágine de la modernidad, como es el caso del pueblo Comcaac.
El Buen Vivir:
Alternativas desde el saber indígena
El progreso y
desarrollo en detrimento de las sociedades y pueblos originarios trasforma
gradualmente su forma tradicional de vida y sus patrones de pensamiento. Luchan
por sobrevivir y poder re-crearse dentro de los múltiples procesos de
transformación social, para integrarse a la economía de mercado sin arrancar de
fondo sus raíces ancestrales y mundos de vida tradicional. Los desafíos que
enfrentan hoy en día, son de múltiples dimensiones, desde el racismo, la
pobreza y el analfabetismo, hasta graves problemas de contaminación y salud
publica.
La
imposición de un modelo universal de desarrollo que atenta contra la diversidad
cultural y biológica. Existe la necesidad de un nuevo paradigma frente a los
límites del modelo capitalista y la crisis de civilización occidental. La
necesidad de una nueva conciencia ha detonado la emergencia de nuevos actores
políticos y sociales, multiplicidad de movimientos sociales con diversas
reivindicaciones. No obstante, el reto que implica la creación de un nuevo
paradigma es, en primera instancia la aceptación de lo antes negado por
occidente, el saber indígena como una alternativa a la crisis del pensamiento
moderno.
El
espíritu y conciencia de los sujetos los convierte en actores, tal como observo
en la resistencia de las tribus del desierto de Sonora. Se trasformaron en
actores sociales a partir del movimiento reivindicativo de su identidad y
territorio. “El sujeto ya no es la
presciencia en nosotros de lo universal, ya se lo llame leyes de la naturaleza
o sentido de la historia o creación divina. El sujeto es el llamamiento a la
transformación del sí mismo en actor”[15] En America Latina,
las luchas más solidarias entre sí, son las de origen indígena y campesino en
oposición al modelo neoliberal. Una lucha por el derecho a ejercer su
identidad, por preservar sus tradiciones ancestrales, pero también por la
presencia política que represente sus intereses y reivindicaciones.
Cómo se ha observado, el factor étnico se
encuentra intrínsecamente ligado a la problemática nacional, y ha cobrado gran
fuerza a partir del levantamiento armado del Ejercito Zapatista de Liberación
Nacional (EZLN) en enero del 1994. Expresión del desencanto, de la
incertidumbre, y del hartazgo social que representa la modernidad en su versión
más letal para aquellos pueblos sumergidos en la pobreza económica. Durante
siglos los diversos grupos indígenas que habitan en el territorio nacional han
luchado por mantener una identidad constante respecto a otros grupos sociales.[16]
Etnias y sujetos, como el espíritu humano en oposición al otro, al que lo
determina, al que lo clasifica y lo estigmatiza como un obstáculo para el progreso
y para el desarrollo.
En el
modelo de desarrollo la hegemonía del dogmatismo científico, abre grietas al
entendimiento entre las nuevas tecnologías y las necesidades humanas. La vanidosa
pretensión superioridad del pensamiento científico sobre otras formas
cognitivas y saberes ancestrales, ha tenido consecuencias sociales y
ambientales. La crisis del modelo civilizatorio, es una crisis del pensamiento.
Cristóbal
Kay señala que la resistencia a la globalización de los pueblos oprimidos, les
ha otorgado una nueva visibilidad a los movimientos sociales. Las propias
herramientas del desarrollo les han servido a los movimientos sociales para la
difusión de su lucha y sus demandas.[17] Por
otra parte Roberto Diego propone otros entendimientos del desarrollo, con un
enfoque emancipador de las identidades a partir de su propia historia de lucha.
Ir más allá de los enfoques interdisciplinarios, para fortalecer los principios
éticos humanos. Mejorar la calidad de vida a partir del despliegue de las
capacidades de los actores sociales, y la protección al medio ambiente
El cambio
de imaginarios a partir de otro tipo desarrollo que modifique las formas de
integración regional, reforzar las autónomas basadas en criterios ecológicos.
Reconocimiento de las múltiples formas de sustento. Políticas desde la
relacionalidad entre grupos humanos, entre estos y la naturaleza. Principios de
cosmovisiones relacionales. Mundos de vida que transiten hacia una nueva
racionalidad armónica entre los seres humanos y la naturaleza.[18]
La
transición del desarrollo al paradigma del Buen Vivir, es donde se ponen en
marcha las propuestas de los movimientos de pueblos originarios, el Lekil Kuxlejal, es vivir en armonía
consigo mismo ya la naturaleza. Expulsar la centralidad del lucro en las dinámicas
de producción y trabajo. Entendiendo la catástrofe ambiental como resultado del
lucro sobre la extracción de recursos naturales, el buen vivir defiende los derechos de la
madre tierra.
En Ecuador el Buen
Vivir o Sumak Kawsay, se puso en práctica con evidentes lastres del pasado
en la continuidad de modelo extractivita de generación de capital. No obstante,
la para propuesta de la descolonización epistémica, que se propone desde el
buen vivir es necesario maginar una sociedad diferente, con fundamentos
culturales. Un proyecto político en que se reconozca el flujo histórico del
poder y de los significados. Un empuje real se la sociedad civil para
desarticular paulatinamente la practica del modelo de desarrollo producto de la
modernización.[19]
Para
Antonio Paoli, en la Buena Vida la paz es fundamental de acuerdo a la ideales tseltales. La buena vida adquiere una dimensión
sagrada, y profunda de la naturaleza humana, el silencio para generar armonía.
Sin el silencio no hay paz. Las formas de integración social son de gran carga
simbólica. Por ejemplo, la acción de pareja esta relacionada a la equidad de
fuerzas en balance a las manifestaciones de la naturaleza. Los valores profundos de la confianza mutua entre la
pareja y las palabras de cariño para la familia son la columna vertical de las
reglas de convivencia.
El
reconocimiento y respeto hacia los demás y su trabajo, como un valor absoluto y
universal, tan valido como la rectitud de las palabras. Para este nuevo y viejo
paradigma, el hecho de reconocer la grandeza de los otros y vivir sin rencor en
el corazón, es una forma no económica de desenvolvimiento pleno del humano. Reconocer
errores con humildad y sabiduría rompe con el espejo de la vanidad de
pensamiento moderno. El paradigma de la buena vida esta en el arreglo de cada
familia.[20]
Conclusiones
Como hemos visto a
los largo del ensayo, el modelo occidental de desarrollo basado en la
modernización a partir de la racionalidad instrumental. El desarrollo se ha
puesto en práctica como un monolito del
pensamiento que cae descalabrando formas de vida y subjetivaciones en oposición
al crecimiento a partir del determinismo económico. La imposición de modelos de
pensamiento y acción a partir del colonialismo y el neocolonialismo, continúan
deteriorando los reductos sociales de tipo indígena y campesino, así como a los
nichos ecológicos que albergan especies y culturas en vías de extinción.
El desarrollo se ha entendido como un
proceso lineal y unidireccional, que sirve a las sociedades como una formula de
crecimiento económico y bienestar social. Limitando y enigmatizando el
desenvolvimiento de la identidades indígenas, negando sus lenguas y con ello
sus saberes más profundos. En el sobrevivir de la culturas ancestrales, también
esta el vivir y resignificar el pasado. Gustavo Esteva plantea a la dignidad de los pueblos como algo
permanente y creciente en las sociedades oprimidas.[21]
Cristóbal Kay,
señala que la producción de nuevos
significados esta íntimamente las capacidades creativas de los sujetos sociales
como actores de cambio. [22] En
el caso de los Comcaac, su inserción forzada a los mecanismos de desarrollo y
modernidad, estuvieron llenos de adaptaciones y resignificaciones que
resultaron ser formas absolutamente creativas de vivir los cambios. Por lo
tanto el paradigma del Buen Vivir más allá de resultar una utopia posmoderna,
puede encontrar dentro de sus sinergias sociales, la capacidad de resignificar
y resimbolizar creativamente el concepto de desarrollo a partir de los
empoderamientos y valores familiares y locales.
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antropología experimental, número 13, 2013.
Touraine,
Alain, "El sujeto. Retorno a la modernidad", en Crítica a la modernidad, Fondo de Cultura Económica, 1994.
Viola, Andreu, “La crisis del desarrollismo
y el surgimiento de la antropología del desarrollo”, en Andreu Viola (coord.), Antropología del desarrollo: teoría y
estudios etnográficos en América Latina, Editorial Paidos, Buenos Aires,
2000.
[1] Diccionario de la Real
Academia de la Lengua Española, Edición digital, http://rae.es/
[2] Touraine,
Alain, "El sujeto. Retorno a la modernidad", en Crítica a la modernidad, Fondo de Cultura Económica, 1994, Pág. 205.
[3] Villoro, Luis, “Características del pensamiento
moderno” en El pensamiento Moderno. Filosofía del renacimiento, México, FCE,
1992. pp. 84-91.
[4] Lander, Edgar ,“América Latina: historia, identidad,
tecnología y futuras alternativas posibles”; en El límite de la civilización industrial, Nueva Sociedad, Caracas,
1995, pp. 99-133
[5]Quintero, Pablo, “Desarrollo,
modernidad y colonialidad”, en Revista de
antropología experimental, número 13, 2013, pp. 67-83.
[6] Quintero, Pablo, Ob.cit.
[7]Escobar, Arturo “Una minga para el posdesarrollo” en ALAI, América Latina en movimiento: la agonía de
un mito: ¿Cómo reformular el desarrollo?, Agencia Latinoamericana de
Información, Quito, 2009, pp. 1-5.
[8] Esteva
Gustavo, “Más allá del desarrollo: la buena vida”, en ALAI, América Latina en movimiento: la agonía de
un mito: ¿Cómo reformular el desarrollo?,
Agencia Latinoamericana de Información, Quito, 2009, pp. 26-30.
[9] Viola, Andreu, “La crisis del desarrollismo y el surgimiento de la
antropología del desarrollo”, en Andreu Viola (coord.), Antropología del desarrollo: teoría y estudios etnográficos en América
Latina, Editorial Paidos, Buenos Aires, 2000, pp. 9-53
[10] Lander, Edgar, Ob.cit.
[11] Elizondo, Domingo,
“Noticia de la expedición militar contra los rebeldes Seris y Pimas del Cerro
Prieto, Sonora, 1767-1771” ,
México, UNAM, 1999, pp. 12-20.
[13] Kay,
Cristóbal, “Enfoques sobre el desarrollo rural en América Latina y Europa desde
mediados del siglo XX”, en La enseñanza
del desarrollo rural. Enfoques y perspectivas, Pontificia Universidad
Javeriana. Facultad de Estudios Ambientales y Rurales, Colombia, 2007, pp.
49-111.
[14] “Son campesinos los que viven del
bosque o de la pesca, quienes recolectan candelilla, quienes cosechan miel,
quienes destilan mezcal artesanal, quienes pastorean cabras o borregos, quienes
ordeñan vacas y crían becerros… Porque los mundos campesinos son sociedades en
miniatura donde hay división del trabajo, de modo que para formar parte de
ellas no se necesita cultivar la tierra, también se puede ser un pequeño
comerciante, matancero, fondera, mecánico de talachas, partera, pulquero,
operador del café Internet, maestro, cura, empleado de la alcaldía…” Bartra,
Armando, “Campesindios. Aproximaciones a los campesinos de un continente
colonizado”, en Boletín de Antropología
Americana no. 44, IPGH, Argentina, enero-diciembre, 2008, pp.5-23
[15] Touraine, Alain, "El sujeto. Retorno a la
modernidad", en Crítica a la modernidad,
Fondo de Cultura Económica, 1994, pp. 201-230.
[16] Díaz Polanco, Héctor,
“Etnia, clase y cuestión nacional”, en Cuadernos
Políticos No. 30, Ed. ERA, México, octubre-diciembre, 1981, pp. 53-65
[17] Kay,
Cristóbal, “Enfoques sobre el desarrollo rural en América Latina y Europa desde
mediados del siglo XX”, en La enseñanza
del desarrollo rural. Enfoques y perspectivas, Pontificia Universidad
Javeriana. Facultad de Estudios Ambientales y Rurales, Colombia, 2007, pp.
49-111.
[18] Diego, Roberto “Del desarrollo al
buen vivir; a debate”, en Federico Novelo (coord.), El retorno del desarrollo, UAM, México, D.F., 2012, pp.501.526.
[19] Escobar, Arturo “Una minga para el posdesarrollo” en ALAI, América Latina en movimiento: la agonía de
un mito: ¿Cómo reformular el desarrollo?, Agencia Latinoamericana de
Información, Quito, 2009, pp. 1-5.
[20] Paoli,
Antonio, “Lekil kuxlejal”, en Paoli Antonio, Educación, autonomía y Lekil kuxlejal: aproximaciones
sociolingüísticas a la sabiduría de los tzeltales, México, UAM-X, 2003, pp 71-84
[21] Esteva Gustavo, “Más
allá del desarrollo: la buena vida”, en ALAI, América Latina en movimiento: la agonía de un mito: ¿Cómo reformular el
desarrollo?, Agencia Latinoamericana de Información, Quito, 2009, pp.
26-30.
[22] Kay, Cristóbal, “Enfoques sobre el
desarrollo rural en América Latina y Europa desde mediados del siglo XX”, en La enseñanza del desarrollo rural. Enfoques
y perspectivas, Pontificia Universidad Javeriana. Facultad de Estudios
Ambientales y Rurales, Colombia, 2007, pp. 49-111.
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